viernes, 14 de mayo de 2010

Daniel y Ana: fuerte, muy fuerte...

Tal vez la mayor virtud de Michel Franco en su primera película, Daniel y Ana, sea la cercanía.

No es documental; pero logra reproducir la sensación de la realidad de maneras avasallantes. Nos pone en el centro del secuestro, como víctimas y victimarios, y demuestra lo sencillo que es abusar de alguien.

El director tiene un debut tan afortunado, que nos hace preguntarnos si su siguiente película será igual de buena. Le entra a todo: al dolor, a la idea de destino, a la refabricación de un universo que parece asfixiarnos y, en medio de ello, a una historia. Su narrativa es impecable.

Daniel tiene 16 años y estudia. Su hermana, Ana, acaba de pasar los 20 y está a punto de casarse. La película inicia con las mujeres de la familia eligiendo un vestido de novia y con la feliz afortunada informándole poco después a su hermano que tendrá que vestir de smoking el gran día.

Steven Spielberg ha explotado la fórmula al máximo: mostrar primero las peripecias de la vida diaria, simple, burguesa. Pero Spielberg confronta ese ambiente contra extraterrestres o personajes fantásticos. Michel Franco lo confronta contra la realidad que subyace. Un buen día, la aparente tranquilidad de Daniel y Ana toma una vuelta que dura apenas una tarde: los secuestran y sus secuestradores los obligan a tener sexo entre ellos para grabar un video que alguien compró de antemano.

Lo horrendo es que el enemigo no tiene rostro. No sabemos á quién se le pudo ocurrir encargar el video, ni para qué lo quiere. Acaso, apenas, escuchamos a los secuestradores hablar con él y prometerle que "el video está de poca madre", o que "la chavita está super bien". Alguien, en alguna parte, está anticipando ver a dos hermanos teniendo sexo y -mera suposición- excitarse no por el acto en sí, sino por el poder de reventar la vida de dos personas aniquilando sus creencias.

Las escenas son fuertes. Y no confundamos las cosas: no hay amarillismo. La idea de que usar escenas de sexo o violencia garantiza el morbo y el exito en taquilla es un mito. Para filmar estas escenas se requiere lo que explicaba Ismael Rodríguez: "un poco menos violenta y no es creíble; un poco más y da risa". El tono de la reproducción de un hecho violento en cine necesita alguien que tenga muy claro lo que está haciendo; que haya sido claro para transmitirle esa idea a los actores, y que las cámaras estén exactamente donde deben estar.

Michel Franco, un treintañero que aparece en la escena del cine nacional prácticamente de la nada, logra no sólo esas escenas, sino toda una película que reivindica, como dice Diego Luna, la necesidad de tener rigor antes de filmar.

El tema es universal. No se trata de denunciar los hechos, ni de conmover y ya. Se trata de narrar lo que le ocurre a dos personas cuyas vidas parecen perfectas, y lo que sigue después de que un hecho violento destruye lo que ambos creen de sí mismos. Un acontecimiento así pone al descubierto el entramado de la vida social en la que no hay amigos ni enemigos, sino meras circunstancias. Y cómo, a final de cuentas, el mayor enemigo y el mayor aliado descansa, profundo, dentro de nosotros mismos.

No se la pierdan. Segunda semana en cartelera para Daniel y Ana.

martes, 4 de mayo de 2010

TV Azteca invierte: los demás capitalizan

Una de las cosas que comparto con la horda de personas que hemos abandonado TV Azteca es la sensación de que es una gran escuela.

Te templa el espíritu. Te enseña a decir que no. Te indica el camino de lo que NO quieres hacer. Y cuando sales, vas al mundo como si te hubieran educado los militares de la televisión. Hiciste algo así como el equivalente a sesenta servicios sociales, catorce carreras universitarias, y ocho años de resistencia.

Eso pensamos muchos. Y nos extraña por qué TV Azteca ha decidido dilapidar el dinero que invirtió en nosotros, sus expersonajes de cuadro, para que otros nos aprovecharan.

Miren ustedes Locas de Amor y Las Aparicio. Una serie y una telenovela que, sumadas, le están tundiendo gachamente a La Loba, de Mauricio Islas. En las dos hay personas que antes estuvieron en TV Azteca y que -créanmelo- seguirían ahí si esa empresa hubiera tenido un mínimo de lealtad y respeto hacia la libertad creativa y el trabajo.

Carmen Armendáriz, Daniel Giménez-Cacho, Plutarco Haza y Epigmenio Ibarra encabezan la lista. Lo que en sus inicios hizo TV Azteca fue, simple y llanamente, vapulear a Televisa. Y después se dedicó a vapulearse sola. Nadie los obligó; nadie les puso el pie. Al principio, pensé que había sido algo lógico y que la tendencia rebotaría para que Azteca recobrara la ventaja. Pero ha pasado más de una década desde ese boom y la televisora sigue igual. Parece que está apenas aprendiendo a hacer televisión, cuando (nadie puede negarlo o hacer como que no lo ve) ya debería estar en otro nivel: TV Azteca cumplirá 17 años de existencia el próximo 18 de julio.

Hacia sus primeras dos décadas, TV Azteca no puede esgrimir un solo pretexto contra su competencia; porque compite contra sí misma. Y pierde consuetudinariamente. Trece años después de Mirada de Mujer, lo que sembraron está rindiendo sus frutos... pero en otras televisoras.

Por cierto, no me vengan con esa jalada imbeciloide de que comento esto porque estoy "ardido" con TV Azteca. Se los digo de una buena vez: le tengo afecto y creo en la competencia. Por eso me enoja ver lo que hacen. Así declaro: ¿De qué podría quejarme a nivel personal? Me eduqué parcialmente en Azteca y ahora estoy a punto de cumplir cinco años con mi programa en Televisa Networks. Creo que ellos han apreciado mi trabajo y están capitalizando la enorme experiencia que adquirí en el Ajusco.

Mientras, TV Azteca sigue haciendo muy mala televisión.

Locas de Amor es una gran respuesta para Las Aparicio. Mientras, uno tras otro genio de ocasión en el Ajusco parece no tener nada mejor que seguir haciendo telenovelas de formatos viejos y gastadísimos.

Es un gusto saber que el concepto era correcto: se puede poner al aire material de alta calidad y la gente lo va a aceptar masivamente. Esa idea la inició TV Azteca. Es una lástima que no haya estado ahí para ver suya la fórmula ganadora que ella misma creó. Ni modo. A ver si en otros 20 años.

Iron Man 2: el privilegio de la infancia

Iron Man 2 es para niños.

Al menos en México, porque a pesar de sus calculados esfuerzos, en EU la Paramount Pictures y la Marvel tuvieron que soplarse la clasificación PG-13, que advierte a los padres que la película puede ser inapropiada hasta para los adolescentes. La CARA (Classification and Ratings Administration) les negó la G y la PG, dejando prácticamente a los niños fuera de las salas de cine en EU.

Pero en México no fue así, o eso indican las hordas de niños en los cines. No se extrañen si, como a mí, les tocan un par de enanos insoportables en el asiento de atrás narrándoles toda la película, diciéndole a su mamá cosas como “mira, ese es el malo” mientras sus sacrosantas progenitoras (Dios las perdone) sonríen como si sus engendros no estuvieran echándole a perder la vida a toda la fila de enfrente. Para esos niños, Iron Man es una extensión de las luchas de la WWE.

En México las salas están llenas de infantes. Aquí sí los productores calcularon bien. Con los efectos especiales y el carry over de la primera parte, el público adolescente estaba garantizado. El reto era llevar a los adultos a ver la segunda parte. El vehículo: los niños. Tal vez esto sucedió porque hacía falta que alguien recuperara la inocencia y el maniqueísmo. Tal vez Batman se había hecho demasiado oscuro. Tal vez a los papás no les gustó llevar a sus hijos a ver El Caballero De la Noche y arrepentirse cuando un enloquecido Heath Ledger les entregó un Güasón que sí asustaba.

Iron Man 2, para empezar, no tiene tensión sexual. Ni un solo fajecito; nadie ni siquiera medianamente encuerado. Hasta la relación entre Tony Stark (Robert Downey Jr.) y Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) está anestesiadísima.

En lugar de un guión medianamente serio, la película tiene una serie interminable de diálogos sin sustancia, personajes que son muy muy malos o muy muy buenos. No se sorprendan si al salir del cine les queda la sensación de que regresaron a la infancia y están saliendo del cine Dorado 70 después de ver una muy vieja película de superhéroes.

¿Pero hombre… cuánto se gastaron?

Lo que sí sorprende es el dinero que invirtieron. Miren que estar despedazando lo que se ve como coches de Fórmula Uno por las calles de Mónaco… En lo visual, los efectos especiales y de sonido, las imágenes generadas por computadora y los sueldos del elenco, hubo billetes a lo grande. Y bien empleados, que ni qué.

También hubo buen tino en la mercadotecnia (hace mucho que no veía tanta gente interesada en una película). Y en las fechas. En México, aprovecharon el puente largo para estrenarla este fin de semana, extrañamente antes que en Estados Unidos, donde aparecerá este viernes 7 de mayo. Por lo tanto, aún no existen cifras de recaudación en las salas (actualmente la número uno es Pesadilla en la Calle del Infierno 2010), pero no es extraño pensar en un taquillazo de esos que sólo logran Superman y Batman.

Por cierto, Iron Man estrena de manera no oficial, la temporada de los blockbusters de verano en Hollywood: la primera gran película de entretenimiento a la gringa de este 2010. Y vienen más. Niños: a la carga.