viernes, 27 de mayo de 2011

El caso Kalimba, parte 2: esta vez la nota es la extorsión





Desde la publicación original de esta columna, han sucedido cosas.

1) Miguel Mancera, Procurador, ha confirmado la denuncia de hechos de Kalimba contra Kimberly de la Campa por intento de extorsión.

2) La mujer no ha presentado ninguna denuncia penal por el supuesto abuso sexual del cantante contra su hija de 5 años.

3) Por el contrario, la mujer buscó a Kalimba, y cenó con él el miércoles 25, por lo visto para tratar de negociar una salida amigable al entuerto que ella misma creó.

4) La mujer visitó a Kalimba acompañada de su hija, María José, la que supuestamente sufrió el abuso.

5) Hay muchos más elementos que por simple lógica indican que Kimberly de la Campa mintió al acusar al cantante. Entre ellos, los dos siguientes: en su relato, la mujer dijo que su hija venía de la psicóloga y el ginecólogo, y que ambos confirmaron que hubo un abuso sexual. Inmediatamente, la mujer permitió que el suegro preparara una alberca "para premiarla" y ella le pidió a su novio, de 17 años, "que le desvistiera" a la niña para meterla a nadar. O sea... ¿Acababa de descubrir que su hija sufrió abuso y lo que hizo fue mandar a su novio a que la desvistiera, sin saber si él era el posible abusador?

El segundo elemento es que la mujer visitó el miércoles a Kalimba, pero acompañada de la niña. ¿Por qué llevaría una madre a su hija a visitar a su violador? ¿Para que la salude? ¿Por qué si está tan interesada en protegerla arriesgó sus emociones de esa manera?

Otro elemento notable es que De la Campa jamás presentó la denuncia penal. Ni antes ni después de dar la entrevista, por la que se supone cobró medio millón de pesos.

6) La revista "TVNotas" se deslindó de la responsabilidad del caso, publicando que en caso de haber mentido, Kimberly merece la cárcel.

Así las cosas, esta historia es un reflejo del estado de credibilidad de las revistas de escándalo en México.

Ahora, la columna originalmente publicada en http://www.callemexico.com.

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Esta vez el denunciante es Kalimba. El viernes, su abogado, Alberto Woolrich, me confirmó que interpuso una denuncia por intento de extorsión contra Kimberly de la Campa, su exnovia, quien le dijo a la revista “TVNotas”, que el cantante abusó sexualmente de su hija con un lápiz.

Pero hay un problema: de acuerdo al abogado Woolrich, Kalimba grabó previamente a esta misma exnovia pidiéndole 2 millones de pesos, para evitar cobrarle 500 mil a la revista por esas declaraciones. Woolrich comenta que Kimberly de la Campa y su actual suegro, un señor de apellido Ibarrola, fueron a la casa del cantante, lo alabaron amablemente y después le dejaron caer la bomba: que “TVNotas” les había ofrecido medio millón de pesos por hacer declaraciones sensacionalistas y que a menos que él les subiera la oferta, hasta dos millones de pesos, ellos aceptarían.

De acuerdo a Woolrich, el audio tiene fallas, pero es claro: hubo un intento de extorsión.

Además, las acusaciones no son cualquier cosa. La mujer dice que Kalimba violó a su hija, María José, de cinco años de edad. Los detalles sórdidos escalan a niveles nunca antes publicados: que Kalimba golpeaba además a su otro hijo, que la forzaba a ella (a la misma Kimberly) a tener sexo anal, que bebía y en medio de sus borracheras le confesó haber “tenido sexo” con su propia hermana cuando ellos tenían 6 y 7 años de edad y que, finalmente, el cantante tiene conciencia de haber sido violado por su tío a los 4 años.

De todo el estercolero, hay una duda razonable: la mujer nunca hizo una denuncia penal. Esta madre “responsable y combativa” no acudió a las autoridades a denunciar el hecho. Pero acusa a Kalimba de abuso de infantes. De haber violado a su propia hija. Pero no ante el ministerio público. Fue directamente a la revista, a la cual le declaró que sí denunciaría, y que iba a la corte pública primero “para respaldar” la acción legal. Falso, hasta ahora.

Aquí comienza la posible gran ruptura de la prensa de espectáculos en México...

¿Hay responsabilidad penal de la prensa?

El caso es muy serio. Sobre todo porque pone a “TVNotas” y su casa editorial, Notmusa, al borde del entredicho más grande de su escandalosa historia. Por favor, vayan ahora a http://www.tvnotas.com.mx/tv_notas_tv.php y vean el video de Kimberly de la Campa. Aquí los espero.

Ahora observen con cuidado. La mujer parece estar siendo asesorada. Cuando cuenta la la historia de cómo se enteró del abuso, voltea a un lado y reafirma su dicho con otra persona. Primero explica que llevó a su hija con una prima, psicóloga, quien la mandó con un ginecólogo, quien estableció que la niña había sido “tocada”.

Después de eso, según Kimberly de la Campa, su nuevo suegro (el mismo señor Ibarrola), con quien vivían, “les prepara la alberca, ¿no? Porque ella viene de un psicólogo, entonces de alguna manera quiere premiarla para que se le olvide”. Más allá de lo absurdo de “prepararle una alberca” a una niña violada, observen ese “¿no?”. Son pausas que ella hace para reafirmar la versión con alguien más que está presente en el cuarto.

Kimberly continúa: “Obviamente a ella, con, con esos días le mueve todo lo de adentro, ¿no?”

“Jadhyt, mi pareja, le pido que suban a ponerse el traje de baño... a la hora que le va a quitar la playera, ella le dice ‘¡no!’... dice ‘no, no quiero’, entonces Jadhyt le, le pregunta ‘¿pero por qué?’, extrañado, ¿no?”

Jadhyt, su nueva pareja, conocido en las redes sociales como “Junior”, es un muchacho de 17 o 18 años que es el nuevo novio de Kimberly de la Campa. A él, esta misma madre que acaba de enterarse que su hija sufrió abuso, le encarga “desvestir a la niña” para meterla en una alberca.

El padre de los niños está preso en Guadalajara. De manera extraoficial, algunos integrantes del grupo OV7 me han comentado que la muchacha desaparecía por períodos largos y Kalimba cuidaba a los niños.

Kimberly de la Campa y Kalimba volvieron a tener una relación después de las acusaciones de estupro y violación en contra del cantante en Quintana Roo.

Al cierre de esta edición, no había ninguna denuncia penal por parte de la mujer. Y para colmo el viernes, los reporteros de Notmusa no la encontraban para darle seguimiento a la interposición de dicha demanda. Si la revista pagó 500 mil pesos para tener una historia con ella (que incluía un convenio de exclusividad para que no declarara nada a ningún otro medio), ahora podría haberse quedado sin nada en caso de que la chica no aparezca.

La versión del pago de 500 mil pesos es del abogado de Kalimba, Alberto Woolrich, citando a la propia mujer durante el intento de extorsión.

Por lo visto, Kimberly de la Campa no comprendió las enormes y terribles implicaciones que tiene acusar a alguien de violación de menores. Por lo tanto, no me extrañaría que se fugara, buscando no denunciar, y no enfrentar los cargos de extorsión.

El caso está en los juzgados, pero el que denuncia es Kalimba. La pregunta ahora es: ¿cómo llegó una editorial de escándalo a este punto tan frágil en su vida editorial?

¿Credibilidad? ¿Cárcel?

De confirmarse el intento de extorsión, el alcance es “contra quien resulte responsable”. En ese caso la gente de Notmusa, sus dueños, y al menos algunos de sus empleados de confianza, reporteros o editores, pueden estar involucrados en un acto criminal. Son momentos cruciales: necesitan a la mujer, necesitan que denuncie, y necesitan publicar la contraparte de la historia.

Si realmente piensan seguir negociando con la única moneda de cambio del periodismo, la credibilidad, necesitan cubrir la nota desde todos los ángulos, hasta la posibilidad de haber sido engañados por una banda de extorsionadores que quiso sacarle dinero a un artista y para ello los utilizó como ariete. Kimberly de la Campa tenía la bala y los puso a ellos de pistola. Es una balanza muy sensible...

Si, dado el caso, alguno de sus empleados termina en la cárcel, la credibilidad de la revista habrá quedado minada. Y el gran cisma entre la fuente de espectáculos y el tabloide de libelo habrá quedado definitivamente marcada. Si esto fuera futbol americano, alguien habría “soltado el balón”. Y alguien pagará el costo del error.

Esta semana, la nota crecerá. Me queda claro. Si disminuye y se olvida, entonces cualquiera podrá acusar a quien sea, de lo que sea, sin responsabilidades de por medio. Eso, por decir lo menos. Estaremos pendientes.

Colofón para el mundo que empieza. Los candidatos a la gubernatura del Estado de México acaban de dar el banderazo de salida para el circo de farándula de los tiempos electorales. No son tan agradables como los payasos, pero son más divertidos, principalmente porque son peligrosos. Ya han dado shows en el pasado con sangre y arena. Esperemos que no sea el caso rumbo al apocalíptico 2012. Por cierto, este show nos sale mucho más caro que ir a ver a U2. Pero nadie nos canta, y las estrellas esperan que agachemos la cabeza frente a ellos. Yo no, muchas gracias.

Columna publicada originalmente en http://www.callemexico.com

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miércoles, 18 de mayo de 2011

U2 y la extraña paradoja de ser mexicano





"Una vez más quiero pedir por todas las personas que han perdido seres queridos en la violencia que está arrasando este país. Pero México: eso no es lo que los define. A ustedes los define su humildad y amor por la vida..."

Dijo Bono. Y tiene razón al señalar la paradoja. ¿Qué nos define realmente?

Estas dos semanas, la Ciudad de México fue, como en los años noventa, un centro de entretenimiento como pocos en el mundo. Lady Gaga, U2, Kylie Minogue, Ricky Martin, Zoé, el Pumas-Chivas, los Mascabrothers en el Blanquita y hasta la obra de Sebastián Rulli en el Teatro Aldama estuvieron llenos a reventar, en una demostración de que en este país hay dinero, hay ganas de divertirse, hay manera de sacar adelante logísticas complejísimas y todo esto, en medio de una guerra.

Porque... ¿nadie paró los plomazos para que cantara Bono y pareciéramos Nueva York, o sí? La guerra sigue su marcha. La liguilla también.

Vaya mariguanada paradójica. Por una parte, el Infierno. Por otra, el Paraíso; todo mezclado en la misma olla y sazonado con la misma sangre. En esta esquina, el Presidente Calderón diciendo que aunque sea de buena fe, no se debe detener la acción del gobierno, comparándose con Churchill en la Segunda Guerra Mundial (menos mal, porque Barack Obama lo había comparado con Elliot Ness).

En la otra, los de U2 diciendo que no hay manera de ganar la guerra contra las drogas, solicitando en su sitio de internet preguntas para que Bono se las plantee a Calderón, y haciendo tres conciertos de la que hoy es la gira más espectacular e importante del mundo.

Vamos a traumar a los niños si seguimos así. Se van a disociar. No van a saber si somos un país pobre y lastimero, o uno tan rico que puede darse lujo tras lujo sin parar.

La paranoia esquizofrénica




Vivo aquí. Y aquí voy a seguir. Esta es mi ciudad natal y no estoy como un amigo del gimnasio que todos los días en el vapor nos cuenta cómo está planeando su escapatoria rumbo a Texas. Habla de haber comprado una casa, de una visa de inversionista, de que las escuelas públicas de allá son buenas para sus hijos...

Después, en la noche, Bono dice: "¿por qué en las noticias en Estados Unidos todos hablan de las drogas que entran desde México, pero nadie dice nada de las miles de armas automáticas que entran de Estados Unidos a México?", en una especie de "chinguen a su madre los gringos". Pero es el mismo Bono que en el 2002, en el Superbowl, se abrió la chamarra para enseñar una bandera de Estados Unidos, actuando como si la trajera tatuada en el corazón.

Sigo disociado. Algo en mi mente me hace pensar que somos una basura, que no hay ninguna esperanza, y que somos un pueblo de narcos y drogadictos. En ese momento, como que le doy la razón a mi amigo del gimnasio: sería mejor huír a Gringolandia.

Pero luego me acuerdo: ¡la basura viene de allá! Y ese es otro aspecto de la paradoja: no somos tan mariguanos. En serio. En el Azteca, en U2, ¡la gente no estaba fumando mota! Bueno, dos o tres... Y en el Vive Latino (créanlo o no) tampoco tanto...

Pero no vayan ustedes al Hollywood Bowl, a cualquier concierto, porque al primer guitarrazo, el lugar se convierte en una pipa gigante. Y Canadá no es mejor. Basta respirar fuerte en Toronto para "volar" en un concierto de Roger Waters. Eso no pasa en el Palacio de los Deportes.

Entonces... ¿realmente quienes son los drogadictos? ¿Hay algo mejor que México? ¿Bono tiene razón y sí la hacemos? Y de ser así... ¿Para quién estamos haciendo la guerra?

Peor aún, con derramas económicas como la de este fin de semana... ¿No sería mejor comenzar a hacer el dinero legalmente? Después de todo, en una economía boyante, es menos atractivo dedicarse al crimen.

Palabras más y menos... Gracias a la gente por hacerme creer, una vez más, que este país es nuestro. A los políticos corruptos, los oportunistas, los malamadre, los violentos y los cobardes que en lugar de cantar y aplaudir andan viendo a quién roban o matan, un saludo al estilo del Olímpico Universitario. Sí, a ustedes, ¡la porra los saluda..!

Colofón para el mundo que empieza. A la otra, háganme caso. Hace meses, les dije que no debían perderse 360, de U2. Hoy, hay muchos que se lamentan porque escuchan los comentarios de sus privilegiados amigos que sí fueron, y se rascan la cabeza quejándose que nadie les avisó. En esta columna avisamos, reseñando el show en Munich desde septiembre pasado. A la otra, confíen un poco más en éste, su reseñista de confianza. (Por cierto, las fotos de arriba son mías. Me salieron bonitas, ¿no?)

Columna publicada en http://www.callemexico.com

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miércoles, 11 de mayo de 2011

El Museo Soumaya: de dulce, de chile y de manteca





Una réplica de "El pensador", de Auguste Rodin, le da la bienvenida al público que asiste gratuitamente al nuevo Museo Soumaya.

Extraña elección. Es una réplica. Aunque debo admitir que en su casa de París, "El pensador" carece de algo que esta gemela suya sí tiene: espacio. El enorme vacío que la rodea en el Soumaya le da un aire de sobriedad e importancia. Uno puede subir la rampa lateral y ver desde ahí un ángulo imposible para la original en París.

Pero es una copia.

No se trata de menospreciarla. No es necesario. De hecho, una réplica tiene precio. Se puede comprar y vender. La original es un bien nacional.

Pero la copia se ve bonita. Un muy buen ángulo es desde las escaleras, al lado de otra réplica, de "La Piedad" de Miguel Ángel. La leyenda al pie dice que está "autorizada por el Vaticano". Uy. Pero sigue siendo una copia; esencialmente, una pieza de colección privada para una casa, no necesariamente para un museo.

En términos simples, cualquier original, por pequeño que sea, vale más que una réplica.

No seamos muy rudos ni muy puristas: el Museo Soumaya es un inmueble que rompe con el panorama urbano de maneras creativas e interesantes. Y aunque es el estandarte cultural y de contenido social de una corporación, sí mejora la vida social alrededor de las vías del Ferrocarril de Cuernavaca, al norte de Polanco, en la Ciudad de México.

Ahora sólo falta preguntarse si sobrevive a la expectativa creada en su presentación, donde sus directivos lo quisieron poner al nivel de los Museos Guggenheim o de Arte Moderno de Nueva York.

La respuesta es no.

Apreciación del arte, a la mexicana...

El Museo Soumaya refleja muy bien la idiosincracia de la mayoría de los mexicanos respecto al arte: lo vemos de manera caótica... nos gusta tener a la mano un champurrado de estilos que conviven riesgosamente lado a lado, incapaces de mostrarse uniformes al ojo de cualquier curador académico.

Muchos mexicanos estarán felices en el Soumaya: es como comprar un disco de Andrea Bocelli y pensar que es lo más sublime de la ópera. La gente va a ver Dalís, Renoirs, artes aplicadas del Virreinato, obras de los muralistas mexicanos, Boteros, retratos, paisajes, arte mesoamericano... Todo junto y todo en bola. El espectador brinca de una época a otra sin ton ni son, sin explicaciones largas (que a la gente le cansan mucho), viendo pieza tras pieza, autor tras autor, género tras género, en un esfuerzo de curaduría muy difícil. Por lo visto, las piezas eran "las que había". Y había muchas. E hicieron lo mejor que pudieron para lograr que convivieran en un orden mínimo.

Porque los que visitan el Soumaya, visitan la mente de un coleccionista.

Este museo sería el Xanadú de Charles Foster Kane en la película de Orson Welles, si el señor Slim no hubiera tenido la inteligencia de poner esta colección al alcance del publico. Lo que une esta mezcla de rarezas, réplicas y originales valiosísimos es, precisamente, que son (o parecen) las adquisiciones de la vida de un magnate. Uno que ha viajado, que ha invertido y que -esa es la gran noticia- tiene buen gusto.

El señor Slim coleccionó arte, eso es muy evidente. Y lo hizo de la mano de su mujer, la señora Soumaya. Pero como todo buen coleccionista multimillonario, a veces mordió más de lo que podía masticar.

Hay demasiada colección permanente en el Museo Soumaya. Demasiada como para que realmente pueda competir con el Guggenheim o con el MAM de Nueva York. ¿Dónde está el espacio para instalar una muestra como la de Gabriel Orozco? ¿O una de las colecciones del Museo Tate de Londres? ¿Van a vaciar el sexto piso para albergar las muestras itinerantes que le dan vida a todo gran museo en el mundo?

El Soumaya compite a veces con el Franz Mayer y un poco con el Munal. Pero no con el Guggenheim. Y no es queja: representa una gran oportunidad para mucha gente, de apreciar piezas que de otra manera les habrían sido imposibles.

En ese sentido, hay que apreciar, insisto, la inteligencia de Carlos Slim, quien prefirió poner la colección a la vista de la gente y no terminó embodegándola o adornando los pasillos de alguna mansión cada vez más fría y enorme.

Después de todo, casi nadie sabe que bronces de Dalí como el "Gabinete Antropomórfico" se hacen en series numeradas, y que muchas de las piezas en el Soumaya le valieron al autor el mote de "Ávida Dollars" (paráfrasis de Salvador Dalí), que Pablo Picasso le puso cuando el catalán comenzó a vender arte al por mayor a gente muy adinerada.

Las obras, más allá de todo eso, son apreciables. El buen ojo no se le puede discutir a Carlos Slim: así se compra arte, para disfrutarlo. Y así lo compró él. Ese disfrute, de rebote, está ahora al alcance de la gente. Y como a la gente le gusta.

Lady Gaga: oro por espejitos.




Pero qué horrible era la gira "Monster's Ball" de Lady Gaga. No me esperaba alguien que hablara tanto, que pegara tantos gritos, que repitiera unas 100 veces "Mexico City", que parara el concierto de maneras anticlimáticas, y que a veces hiciera más ruido que música.

Pero así fue. No le pregunten a los fans. Ellos (como los muertos en la película "El sexto sentido") sólo ven lo que quieren ver. Pregúntenle a la gente que no está hipnotizada con esta señora que se peina como perro chihuahua de esos que tienen flequito: pocas veces he visto alguien con un manejo escénico tan miserable, con tanto éxito. A ver si a la otra aprende algo de sus errores. No creo.

Colofón para el mundo que empieza. ¿A qué hora se abrieron los casinos en México? Ruleta con fichas y todo; blackjack y poker digital. Y calculan que en septiembre habrá "craps", y juegos con cartas reales. El dinero corre y la nacada ya no vuela hasta Las Vegas vía Hermosillo. Nada más va a Insurgentes. Hay incluso shows en vivo (el fin de semana fui a uno, para ver a Tropikal Forever). Abren 24 horas al día, son negocios de españoles, mexicanos y chilenos, y todos tienen ese ambiente de "gangsta's paradise". ¿Pues no que estábamos en guerra contra las drogas? ¿O qué? ¿A poco no sabían los diputados y senadores que el juego causa la misma adicción? Pero no crean que es queja. Soy un liberal y opino que cada adulto tiene que hacerse responsable de lo que consume, sea lo que sea. Subrayo: lo que sea. Por lo pronto, ya estuve echando ficha, ganando, perdiendo y oyendo ese "tilín tilín" que tanto me recuerda historias de vidas al límite. Y este es sólo el principio.

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viernes, 6 de mayo de 2011

Thor: Marvel después de Peter Jackson




Y aún hay idiotas que dicen que los gringos no tienen cultura. Stan Lee es cultura gringa, de la mejor.

Si ustedes creen que es fácil rediseñar una mitología, pues inténtenlo. Si lo logran (ahí está el ejemplo), tal vez lleguen a ser como Lee: millonario, poderoso, divertido, ícono pop, ídolo de masas y presidente de Marvel, una de las corporaciones de entretenimiento más grandes del mundo.

Y todo por haber creado un universo entero, que incluye (entre muchos otros), al Hombre Araña, los Cuatro Fantásticos, Hulk, Los Vengadores, el Capitán América... Y Thor.

Thor no es cosa nueva. No es la película que se estrenó en México el fin de semana. Dicen que los paganos alemanes tenían al Dios del Trueno como símbolo de resistencia ante el embate de la cristianización. Y Thor vive. Y Zeus. Vaya, hasta Beowulf. La cristianización no ha terminado con el paganismo, aunque esos dioses hoy están relegados a los cómics, como mitos sin sustancia espiritual.

O no. Tal vez por eso los cómics son tan poderosos; tal vez los dioses que inspiran día a día su mitología favorecen a sus creadores con el dinero y el éxito que crece de manera casi constante desde los años 30 del siglo pasado. Diana, la Amazona, Thor, Odín y Zeus viven en la mente de los hombres y mujeres del siglo XXI a través de esas creaciones. En ese sentido, Stan Lee sigue siendo un genio al hacer que Thor, la película, comience con la anécdota de una olvidada Asgard, que trajo paz a la Tierra, aunque sus habitantes hoy ya no lo recuerden.

Odín es Dios Padre, guardián del Universo. Y está escrito de tal manera que es mitológicamente perfecto. No es exacto, ni apegado con teodolito al mito. Más de un estudioso del tema podría deshacer con facilidad la cinta bajo esos parámetros. Pero es Dios Padre. Sí, con cara de Anthony Hopkins. Pero Dios, ni más ni menos.

Mil maneras de verte, Thor

Para las señoras va a ser una película aburrida. Para los fans, un pretexto más para encontrar errores e incongruencias, ese viejo ejercicio interminable que no los deja ver a gusto la película.

Pero para el espectador simple, que va a ver la primera película de acción de Hollywood del 2011, puede ser muy divertida, porque está muy bien escrita. Porque la dirige Kenneth Branagh, y no hay nadie mejor para generar escenas épicas de batalla desde que nos sorprendió con "Enrique V"... Porque, insisto, la mitología es impecable.

La historia: Odín es un dios viejo, a punto de designar a su sucesor. Sus opciones son su primogénito Thor (el debutante Chris Hemsworth) y Loki (Tom Hiddleston). La opción lógica es el futuro Dios del Trueno, pero aún no está listo, y Loki tiene otros planes...

Lo mejor es que aunque la historia se centra en la búsqueda de Thor para encontrar su estatus de rey y dios, la verdadera fuerza radica en Odín y su idea de fe y destino. A diferencia de su inmaduro hijo, Odín sabe que hay un orden inexplicable, aún en la realidad de los dioses. Y sabe que es mejor desatar el Infierno -de ser necesario- para permitir que el reloj del tiempo ajuste sus manecillas.

Créanlo o no, eso subyace en esta película que Kenneth Branagh firma con orgullo (así dice: "A Kenneth Branagh Film"). Eso es lo que la hará un éxito en cuanto se estrene en EU, este viernes.

Antes de terminar, les aclaro el título de esta columna. No es sencillo entrarle al género épico, de dioses antiguos y reinos milenarios, después que el público ha visto la trilogía de "El Señor de los Anillos". Menos, viniendo del mundo de los cómics y no el de las novelas. Palabras más y menos, la Marvel y Stan Lee se subieron a ese ring para empatar el marcador de manera brillante. Ahora habrá que esperar y ver qué hace Peter Jackson con "The Hobbit".

Colofón para el mundo que empieza.




Yo que ustedes entraba al sitio www.tropikalforever.com y me bajaba enterito (¡y gratis!) el disco "Chunchaka en tu idioma". No digan que no se los dije cuando lleguen sus amigos a humillarlos porque ya lo tienen.

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