lunes, 27 de febrero de 2012

La Arena Ciudad de México, tal vez cuando la acaben...

El cascajo, a un lado de la... ¿escalera?
Nunca había visto que nadie, en ninguna parte del mundo, “inaugurara” un centro masivo de espectáculos a medio terminar.

No hay mucho qué decir. Los organizadores quieren las palabras “éxito”, “espectacular”. Pero la que más le queda es “desastre”, que según la Real Academia española quiere decir: "2. m. Cosa de mala calidad, mal resultado, mala organización, mal aspecto, etc. Un desastre de oficina."


Un desastre, pues. Si yo fuera el dueño de la Arena Ciudad de México, habría demandado al arquitecto por entregarme una obra sin pisos, con las paredes en yeso, sin funcionar los elevadores, sin puertas en los baños, con los plafones al descubierto, las varillas expuestas, las puertas de vidrio sin poner, las alfombras “colocadas”, todo lleno de polvo, sin señalización, sin mosaicos ni espejos, sin escaleras eléctricas, y sin un solo acabado.


Una vista al piso de abajo.
No hay mucho más que decir. Esa es la realidad. Las personas vagaban tratando de encontrar sus asientos por lapsos de hasta 45 minutos sin que nadie supiera indicarles; la gente, que ya sabe que debe sentarse en su asiento numerado (y miren que llevó años educarlos) estaba luchando por lograrlo. Los baños, con olor a obra negra y señalizados con plumón en la pared desnuda.

A nadie le importaba demasiado que el concierto de Luis Miguel, planeado para las 20:30 horas, no hubiera comenzado una hora después. Sobre todo porque el público no había terminado de llegar. La policía, en uno de los operativos más miserables que he visto, cerró los accesos por las avenidas Montevideo, Ceylán, y 16 de septiembre, dejando solamente la avenida Granjas, en la dirección que va de la Glorieta de Camarones a Montevideo. El resultado: una fila de horas de coches en dos carriles. Pudieron haber sido tres carriles, pero uno lo obstaculizaron las patrullas.

Los de vialidad, en lugar de arreglar el tráfico, se apostaron a la entrada por si necesitaban reprimir a los vecinos que protestaban por la obra. Y con justa razón. No hay vialidad adecuada para poner un inmueble de este tamaño en esa zona. Supuestamente, del dinero que se recaude, se harán las adaptaciones. De hecho, el Gobierno de la Ciudad de México, es “socio” del grupo de Guillermo Salinas Pliego, responsable. Pero no mejoró las vialidades antes de la apertura. Tal vez después.

Pisos, paredes, techos. Sin terminar,
El estacionamiento, otro desastre. La gente encargada de acomodar los coches parecía perdida y desorientada, y permitió que camionetas grandes se estacionaran, cola con cola, a la entrada. Al salir, hubo usuarios que tardaron hasta tres horas en lograr la salida que, por cierto, sólo es una. Se sale y se entra de y hacia Avenida Las Granjas. Y la policía (Dios los perdone) cerró el acceso de esa salida hacia la Avenida Montevideo, mandándolos a todos (sin opción) rumbo a Polanco. El caos vial fue fabricado por la ineficiencia. Una vergüenza.

Luis Miguel es lo de menos. El mismo padrote de siempre. Haciendo como que canta, como que le gusta lo que hace, poniéndole el micrófono a la gente para que le canten a él, con lo mínimo necesario para hincharse de billetes; desperdiciando sus talentos en la mediocridad del que no es artista y no le interesa superarse. Pan con lo mismo desde hace 20 años.

Eso es todo. Que ya los publicistas de la Arena Ciudad de México hagan su trabajo y nos hagan creer que es “el mejor recinto de espectáculos de América Latina”. Quién sabe. A la mejor cuando lo acaben, porque hoy, es (Real Academia dixit) un desastre.

Colofón para el mundo que empieza. El Artista ganó los Óscares. Jean Dujardin Mejor Actor. Michel Hazanavicius Mejor Director. Los tres premios más importantes. Al final no ganó Bichir, pero tampoco ganaron los gringos. Ganaron los franceses. Quién sabe, a la mejor uno de estos días les hacemos lo mismo. Habrá que verlo así; habrá que intentarlo.

lunes, 13 de febrero de 2012

Nadando con tiburones: el teatro y la meta-realidad

Hollywood a la carta. ¿Les apetece una coincidencia?
Jamás terminaré de entender al teatro. Menos ahora, que me parece que tiene sincronicidad con el inconsciente colectivo.

¿Cómo diablos se estrenó Nadando con Tiburones, una comedia enmarcada por la manera de producir en Hollywood, cuando su protagonista fue nominado al Óscar?

No me malentiendan: esta columna es muy personal. Tiene que ver con lo que me dijo alguna vez Jorge Ortiz de Pinedo mientras me dirigía para hacer el papel de un marido celoso y cornudo en la comedia Que no se entere el Presidente. Las circunstancias de mi vida eran tan parecidas a las del personaje... Y la explicación de la catarsis escénica comparada con la vida real que me estaba dando el director tenían tanto sabor a Epifanía...

Puede ser coincidencia. Pero en el caso de Nadando con Tiburones... ¿está hablando en serio el Universo? ¿Puede haber tal Cosmos en el Caos?

Ser nominado al Óscar es algo con lo que casi todos los actores sueñan. Vaya, hasta los que no son actores. La inmensa, casi total mayoría, jamás lo obtienen. Entonces... ¿cuáles eran las posibilidades de que Demián Bichir obtuviera la nominación en la misma semana que estrenó una obra de teatro que narra la vida de un productor, experto en crear películas premiadas? Una obra que, además, es un homenaje al cine de Hollywood, y cuyas características la hacen parecer premeditada, como si alguna especie de augurio hubiese podido penetrar en el sobre lacrado y protegido por Pricewaterhouse Coopers para que Bichir estrenara esto justo ahora y así llenar el Teatro Insurgentes.

No. No tiene lógica como coincidencia. Parece tanto un acto premeditado de un demiurgo inspirador de Nicolás Maquiavelo, que realmente me hace dudar del libre albedrío y reinstaura mi espíritu en la tesis edípica del destino inescapable: a Bichir le tocaba exactamente esto, y sólo esto.

Pero eso es también una paradoja; porque la obra, basada en la película homónima de George Huang (que en español tuvo el mal título El Factor Sorpresa), habla de la libertad creativa; de un puñado de hombres y mujeres que están dispuestos a crear la “nueva república del cine”; de mujeres que quieren acceder a los puestos de producción más importantes en un estudio grande de Hollywood; de autores, escritores, gente enamorada que piensa que es posible cambiar las cosas. Y que eligen, como si su ego no fuera suficientemente grande, tratar de hacerlo en la capital de la segunda industria gringa más poderosa después de la de las armas.

¡Detengan el reloj! La obra debe ser parida justo ahí...

Hollywood, ese hoyo negro a cuya gravedad no escapa nada, es el escenario de la batalla entre Buddy Ackerman (Bichir) y Dana Lockard (Ana de la Reguera). Uno, interesado en hacer más y más dinero. La otra, empeñada en hacer cine de arte en Hollywood. La víctima es Gus (Guy, en inglés, interpretado por un sorprendente Alfonso Herrera), aspirante a escritor de espíritu débil, víctima propiciatoria para ser absorbido en el seno del Demonio, quien cree aún, tan vago como su alma, que está en el lugar correcto para crear.

Una vez más, no me malentiendan: Nadando con Tiburones no es una tragedia de Sófocles. De hecho, teatralmente, es una de esas adaptaciones comerciales escénicas que tanto le gustan al público viejito de West End, en Londres. Como la adaptación de El Graduado. En este caso, de un autor de medio pelo llamado Michael Lesslie, quien prácticamente transcribió la película. Por cierto, en ese sentido, hay que aplaudir el trabajo de traducción y adaptación de... sí... el propio Demián Bichir, quien claramente comenzó a visualizarse en el personaje desde hace años.

Y eso me regresa a la lección de meta-realidad. La obra se estuvo produciendo durante cuatro años y no se lograba por varios motivos. Antes se estrenaron Todo sobre mi madre y Filomena Marturano (otras dos adaptaciones de películas), pero Nadando con Tiburones ya estaba ahí, ensayada y lista para su primer previo en el Insurgentes cuando a Demián Bichir lo nombraron al Óscar a Mejor Actor. Ahora la gente llena el teatro y lo ve interpretando a un ejecutivo de Hollywood que no tiene ningún escrúpulo, capaz hasta de producir "cine de arte”, traicionando su esencia, con tal de ser nombrado Vicepresidente de Producción de su compañía.

La película es modesta. La adaptación británica es modesta. La realidad circundante es brutal. ¿Hay un destino? Parece una pregunta obligada. Seguramente Demián Bichir se la pasa por el Arco del Triunfo, pero la pregunta permanece: si lo hay; si somos como Edipo huyendo hacia Tebas, entonces no hay opción: la obra acerca del arte contra el dinero en Hollywood, se estrenaría en la semana de la nominación de un actor que esgrime exactamente el mismo discurso en la vida real: Una vida mejor, como película independiente, hablando de los inmigrantes ilegales, nominada entre los monstruos de la industria.

Entonces, y esto sí debe al menos extrañar de forma sublime a Bichir: ¿existe un Demiurgo? ¿Es el destino manifiesto de Sófocles el que opera de nuevo los hilos de Tiresias, de Yocasta, Ana, Alfonso, Demián y su hermano Bruno? ¿O como decía Octavio Paz en su poema. “Hermandad”, “también soy escritura/ y en este mismo instante/ alguien me deletrea”?

Colofón para el mundo que empieza.
No puedo cerrar esta columna sin decirlo: qué buen director es Bruno Bichir. Qué buen escenógrafo es Sergio Villegas. Qué bien pagado está cada boleto para ver Nadando con Tiburones.
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Email: rfranco@callemexico.com
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Nadando con Tiburones. 135 minutos, con un intermedio de 15. Se presenta con siete funciones a la semana, de jueves a domingo en el Teatro Insurgentes de la Ciudad de México. Los boletos están en el sistema Ticketmaster, en el teléfono 5325-9000 y en las taquillas del teatro.


lunes, 30 de enero de 2012

Demián Bichir: el apostolado chic del actor hiperconsciente



Una Vida Mejor: Bichir contra la Migra
La alfombra roja, el Teatro Kodak; Brad Pitt y George Clooney al lado. Todos con una visión social. Ellos, con mucho más dinero. Demián Bichir no piensa desaprovecharlo. Para él, este foco hiperbólico es una oportunidad para crear conciencia, impulsar una reforma migratoria a favor de los mexicanos ilegales en Estados Unidos.

"Somos seres humanos, no parásitos." "Formamos parte importante de la economía." "Hemos venido a trabajar y buscar un futuro, no a robar." Esos son algunos de los argumentos que han golpeado una y otra vez contra paredes legislativas inamovibles. Y son los mismos que Bichir y el director Chris Weitz esgrimen en Una Vida Mejor. Ninguno de ellos ha penetrado ni conmovido a nadie en el gobierno gringo. La única frase que subyace detrás de la nominación de Bichir al Óscar es "Voten por Barack Obama."

En su conferencia de prensa en la Ciudad de México, Bichir lo dijo claramente: la reelección de Obama representa la única mínima posibilidad de que se discuta una reforma migratoria en el Congreso de Estados Unidos. Si Bichir repite esto en sus entrevistas en inglés, estará haciendo proselitismo directo en favor de la campaña de reelección del presidente, a quien, por cierto, la reforma migratoria le importa un bledo.

Seamos honestos, si para Barack Obama legalizar a los indocumentados fuera prioridad, ¿no habría formado ya parte estelar de las discusiones entre él y el congreso republicano que le bloquea todo? Hace mucho el mundo no había visto un presidente de Estados Unidos tan atado de manos como Barack Obama. Cierto, ha logrado algunos avances sociales respecto a la seguridad social (de los gringos) y la reducción del ejército. Y ya no se siente esa presión neofascista tejana de los Bush. Pero... ¿ha avanzado algo realmente significativo? La presidencia de Barack Obama -festejada por todo Hollywood, todo "liberal", todo negro, y todos los doctores que recetan mariguana legal en California- ha sido estrangulada por un congreso conservador que está decidido a frenarlo.

En ese sentido, la reforma migratoria está al fondo de las prioridades en EU. O esperen... De pronto la discusión resurge ahora que Obama necesita a sus huestes esperanzadas, incluyendo millones de latinos que viven y trabajan en Estados Unidos. Hay un voto latino importante. Hay colombianos, mexicanos, guatemaltecos y demás inmigrantes que nacieron allá o lograron una residencia, y quieren lo mismo para sus parientes. En la fila para comprar carnitas del supermercado "El Toro" en Santa Ana se intercambian comentarios acerca de por quién votar en las próximas elecciones. Y de pronto, Hollywood refuerza la teoría de que votar por Obama es una esperanza.

Un rayito de esperanza. Con acento sureño en lugar de tabasqueño. Pero sólo eso. Porque ni con otros seis años Obama va a lograr nada, a menos que la gente le confíe el poder y le pongan un congreso demócrata.

Mientras esto sucede, Demián Bichir hará lo suyo: ponerse el smoking, impulsar la discusión a favor de los inmigrantes ilegales, caminar por la alfombra roja, y aprovechar la fama para seguir convirtiendo su profesión en algo más; ese apostolado de las causas sociales que tanto le gusta a sus colegas y que ha llevado a Richard Gere a ser vocero a favor del Tíbet y a Rebecca de Alba, vocera contra el cáncer de los testículos.

No me malentiendan; la película es muy buena y la actuación de Bichir lo merece todo. Lo malo es este timing, tan obvio, de los gringos, que siguen echándonos el foco encima cuando les conviene; ya sea para perseguirnos y dispararnos como a perros en la frontera, o para salir en los Óscares cuando nos necesitan. Nunca antes, nunca después.

¿Entenderán los de la red Anonymous a V?

La caída de Kim Schmitz, el gordo que operaba megaupload.com, enfureció a los "hacktivistas" de la red Anonymous, quienes revelaron información confidencial del director de FBI (entre muchos otros archivos clasificados), bajo el lema "para que vean lo que se siente".

Estos de la red Anonymous usan una máscara que se popularizó por la película V de Venganza, basada en la novela gráfica homónima de Alan Moore y David Lloyd. Sin embargo, parece más la estúpida respuesta de unos chamacos con muchos y muy buenos recursos, que una auténtica revolución cibernética.

"V": también hackeado por los Hacktivistas
Para empezar, ¿a quién defienden? Este gordo de Megaupload era un ratero. Cobraba por el uso de un servidor de alta velocidad para intercambio de contenido. ¡Pero cualquier contenido! Y sabía que le iban a caer. O tal vez no. Tal vez jamás se imaginó que su operación sería tan exitosa, que le reportaría 175 millones de dólares de utilidades. Tal vez fue demasiado tarde cuando se dio cuenta que ya lo andaban buscando.

Palabras más y menos, Schmitz había engendrado un sitio que podría ser usado por cualquier mafia para traficar cualquier clase de información. Y había fundado ese mini-imperio en el tráfico de canciones y películas con copyright. Él debe haberlo sabido; no puedes decir: "yo sólo ofrecía el servicio de traficar, lo que trafiquen es cosa de ellos."

Pero los de Anonymous no lo ven así. Para ellos esto, y la ley S.O.P.A. Son un atentado a la libertad de expresión. No... No realmente. Eso lo hacen los chinos (Megaupload, por cierto, estaba en Hong Kong). Y no tiene nada que ver con este tipo de hurtos.

Además, creo sinceramente que la película de James McTeigue echó a perder el concepto del personaje "V", creado por el genial Alan Moore. Así como el cine no le hace justicia a su novela gráfica, Watchmen, igualmente destruyó V de Venganza. La mascarita de los de la red Anonymous viene de ese cómic, y representa la individualidad. Para ese personaje, todos son culpables: los políticos y el pueblo por permitir su existencia. Para el original "V", el gordo de Megaupload, el FBI, las noticias, esta columna y los de la red Anonymous son responsables del fascismo que se engendra poco a poco y que ahora amenaza la internet.

La respuesta para Moore es el individuo, no el grupo. La película terminaba convirtiendo a "V" en una especie de Subcomandante (ustedes ya saben en qué acaba un payaso de esos) y creo que los de la red Anonymous se la creyeron. Por mi, que todos se vayan por un tubo. Fíjense con cuidado: ¿qué tienen en común los del FBI, los de Anonymous, y el gordo de Megaupload..? Es fácil... Ninguno de ellos ha creado nada. Todos son seres anodinos que viven o de hacer dinero, o controlar, o destruir. Ninguno es un artista. Pero eso sí, ocupan los titulares de las noticias. Y los tres provocan el mismo sentimiento: miedo, el alimento de los miserables.

Madonna y Elton: fuera de los Óscares.
Colofón para el mundo que empieza.  ¿Por qué, nos preguntábamos, no van Elton John y Madonna a los Óscares? ¿Por qué sólo hay dos canciones nominadas? La respuesta parece estar en los Globos de Oro, donde Madonna ganó por su canción Masterpiece, enfureciendo a Elton John, quien no ganó por su canción Hello, Hello. La Tía Elton (que próximamente actuará en México) se burló de Madonna; ella se burló de él desde el podio de los ganadores, y entonces el marido de la Elton sacó las uñas y se lanzó como gata en celo a insultar a la güera... Se armó el escándalo. Y la Academia gringa nominó sólo una canción de Los Muppets y una de los papagayos de la película Rio. Elton y Madonna a sus casas, a pelearse allá... A ver si no salen los Muppets o los papagayos con sus propias joterías...

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lunes, 23 de enero de 2012

Parodia tras parodia, a río revuelto, revive TV Azteca



 Creo que Televisa le vio patas para correr al nuevo proyecto de TV Azteca y decidió rápidamente por el benchmarking como estrategia. O sea: partir el mercado comparando su imagen con la de la competencia.

El resultado es el triunfo del zapping: los dos nuevos grandes programas de la televisión mexicana, Parodiando, de Televisa y Soy tu doble de TV Azteca, son dos escaparates del mismo producto y la decisión del consumidor es imposible de calificar.

Lo único cierto es que de no haber hecho esto, apresuradamente, Televisa habría estado en serios problemas, porque Soy tu doble es un producto perfecto para la televisora del Ajusco: no necesita contratar gente famosa para tener, por primera vez, tantas referencias de famosos en el escenario. Y esto, ante su evidente carencia de elenco estelar, es una diferencia competitiva radical.

Por otro lado, no sé quien esté produciendo, pero lo hace muy bien. TV Azteca parece haber entendido que sólo transmitir en vivo no es una ventaja cuando el producto no es bueno.

Dos estrenos, el mismo estreno...

Una más: Fernando Arau. Los años de este hombre haciendo televisión en Estados Unidos sí pagaron. Tiene ritmo. Y en el caos creativo que caracteriza a TV Azteca, el ritmo del conductor termina siendo el ritmo del programa. Las presencias de Daniel Bisogno, Raquel Bigorra y Luis Felipe Tovar (que en los próximos programas deben quedar como los únicos jueces del concurso) mantienen y aceleran la construcción de audiencia.

Por otro lado, Soy tu doble tiene dirección: están buscando alguien que haga una gran imitación. Si se mantienen en esa línea, el programa va a funcionar. De hecho, ya funciona.

Con respecto a Parodiando... Pues cabe todo, incluyendo prótesis, imitaciones, parodias y rutinas de comedia. No se trata solamente de tratar de duplicar a una estrella. A veces es la imitación de un personaje. Finalmente, se parece mucho a aquel programa, La Parodia, que estuvo varios años al aire.

Al final, el público no está decidiendo por nada en realidad. Para Televisa, es un programa "de transición", y una manera de ponerle un enorme obstáculo a la carretera que estaba por construir TV Azteca en búsqueda del favor del auditorio.

¿Representa la posibilidad de ver de regreso a los comediantes en Televisa? Imposible saberlo: si Parodiando no funciona, podría ser el clavo que le faltaba a la tumba de la barra de las 10. Pero si funciona (y sólo así) se abriría la puerta para ese segmento que, hasta hoy sigue brutalmente cancelado.
Pero insisto: Soy tu doble funciona. Por lo tanto (y ante sus fracasos recientes) gana TV Azteca. Avanza algunas casillas. Eso, para el estado comatoso de su pantalla, es una gran noticia.

Nota del editor: tras dos semanas, Televisa encontró en Parodiando una veta inexplorada: 28 puntos de audiencia cada emisión y cerca del 50% de los espectadores totales. TV Azteca anda por 11 puntos. Televisa no lo esperaba, pero el programa perfila para ser su primer gran éxito del 2012.

Colofón para el mundo que empieza. Los Globos de Oro convirtieron ayer a Los Descendientes, de Alexander Payne (Entre Copas), en la favorita a los Óscares. El premio a Mejor Película Dramática y a George Clooney como Mejor Actor marcan las apuestas. También está ahí Woody Allen como Mejor Guionista. Y Spielberg más por su Tin Tin (ganadora a Mejor Película Animada), que por su Caballo de Guerra. Si quieren saber más de Los Descendientes, sigan este enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=CWHNXJ1K4yA&feature=youtube_gdata_player

Columna publicada originalmente en: http://www.callemexico.com/

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martes, 10 de enero de 2012

Ahora sí desgraciados... fin del Guadalupe Reyes

Este año es cabalístico. No solamente porque sea el del Fin del Mundo; sino porque el Maratón Guadalupe-Reyes terminó en domingo.

Admítanlo: se acabaron las vacaciones, y esta semana es el regreso más rudo a la vida cotidiana que hemos tenido en años. En la oficina hay telarañas, y echarla a andar va a costar sangre... No saldremos del estupor durante el mes, y a media semana van a sentir pelos. Y cruda. Moral, financiera...

Ayer estaban ustedes empujándose el último pedacito de rosca y ahora tienen que enfrentarse a la ropa que dejaron en el closet antes de largarse de vacaciones. La mayoría habrá subido de peso. Espero que tengan planeada una estrategia para perder kilos, o el Armagedón los va a agarrar hechos una pelota.

Ayer no sentían esta pesada incertidumbre de leer qué tal se comportaron los resultados de dejar el trabajo a mínima marcha, y están a punto de sentir uno de los regresos de año más demoledores que tengan memoria.

Este año el ambiente puede definirse con una sola palabra: miedo. El fin de año engordamos, olvidamos, pretendimos no ver. Pero ahora es inevitable: vaya paquete que viene. ¡Es año electoral! Y estos desgraciados que quieren hacernos creer que son generosísimos por administrar nuestro dinero se van a matar en batallas a nuestra costa, tratando de lograr una posición en la que esperan que hagamos lo que se nos ordenan.

Va a estar intenso. Muy. Y después, se acaba el mundo. Bienvenidos.

Los Vázquez Sounds: órale niños... a chambear

Ángela: bienvenida a la fama.
Hay unos pobres niños que este año no sólo regresarán a clases. Ahora tienen que cumplir con el horrendo destino de ser estrellas. Su padre se llama Abe Vázquez. Es productor de música, de Mexicali, Baja California. Todo es cosa de hacer cuentas...

Abe Vázquez creó al exitoso grupo Reik. Al final, crecieron y se le fueron. Luego creó a Nikki Clan. Esos muchachitos de Nogales duraron un disco y al final se pelearon con Abe.

Entonces, pónganse en los zapatos del productor: hay talento, experiencia, recursos... ¿Qué falta? Pues lealtad. ¿Quiénes no se fugarán? Pues los hijos. Así que este creador de Frankensteins de la música los cultivó para convertirlos en estrellas pop. Como en la película de Selena; les dió los instrumentos y los diseñó. Siguió el mismo librito de texto que el personaje de Tom Hanks en la horrible película That Thing You Do. Los entrenó en bajo, piano, guitarra y batería. Los lanzó bien producidos, bien filmados. Con un elemento adicional: la hija le salió estrella.

Rodando en lo profundo

¿Qué nos estará llamando más la atención? ¿Que una niña de 10 años tenga buena voz, o que esté cantando, maquillada y con rostro de adulto, una canción que jamás debería cantar alguien de su edad? Hay algo erótico en la imagen y el tema, que habla de fuegos febriles en el pecho y heridas profundas de amor.

Adelante. Piensen que el monstruo soy yo, que estoy viendo a la pobre niña con malos ojos, pero por supuesto que hay algo erótico. E incongruente. No menos fascinante. Y acentuado por esa estética Lolita que eligió para Ángela su propio padre.

Gustavo y Abelardo, los hermanos, son, pues... como los hermanos de Selena cuando Abraham Quintanilla les vio cara de boleto para salir de la pobreza. Ahí lo tienen: comparen esos casos, y tendrán un asomo (inexacto pero posible) a la vida de los Vázquez Sounds.

Ahora, lo importante: no era un juego, como dijeron al principio. El producto está perfectamente pensado por un productor que tiene todos los elementos para que sus estrellas funcionen. Ya logró un contrato con Sony Music, así como las canciones números 1 y 2 de ventas en iTunes. Es un caso simple. Se llama: "órale niños, a chambear".


¡Corre Indiana..! Perdón, Tin Tin...
Colofón para el mundo que empieza. TinTin ni está tan buena. Es muy parecida a Indiana Jones, es una proeza visual, y entretiene más de dos horas. Pero no está tan buena. La nominarán al Óscar, eso sí. A Mejor Película Animada definitivamente. Pero no es lo mejor que ha hecho Spielberg. A ver si Caballo de Guerra, la otra gran candidata a los Óscares de este director. Por cierto, el 2012 será un año de estrenos espectaculares de cine. Felicidades.

Columna publicada originalmente en http://www.callemexico.com

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