martes, 16 de agosto de 2011

Soldadera: ¿era humano Zapata?


Odio a Emiliano Zapata. Mejor dicho, odiaba. Porque Miguel Sabido acaba de hacerme creer que detrás de ese pretexto eterno de la pseudoizquierda mexicana hubo una persona.

Si fuera el portero del equipo enemigo, ése al que la turba le grita “eeeeeee... ¡Puto!”, me ofendería mucho más que me gritaran “eeeeeee... ¡Zapatista!” Por diversas razones, asocio a los “zapatistas” con lo más retrógrada de México. Gente que se pone el título no porque siga un ideal, sino porque no tiene ninguno. Gente que tiene nostalgia centenaria por un universo en el que todos trabajan, incluyendo los campesinos, menos ellos. “Zapatista” me suena a “oportunista”.

Zapata me era transparente. Jamás lo había notado claramente. Pero el sábado fui al Museo Universitario del Chopo (Enrique Martínez 10, Santa María la Ribera), a ver Soldadera, monólogo con el que Martha Zavaleta celebra sus 25 años de actriz, dirigida por Miguel Sabido, en éste, el texto final de un mural de siete obras históricas acerca de las Leyes de Indias. Con este monólogo -dice Sabido- se retira del tema y lo entrega para estas obras sigan siendo montadas en las escuelas.

Recientemente he visto dos: El Juicio de Hidalgo y Soldadera. En ambas, Sabido ha logrado mostrarme los lados desconocidos de los personajes y sus actores. En “Hidalgo” mostró a un Jorge Ortiz de Pinedo completamente diferente al de la televisión. Está por demás decir que en “Soldadera” hace lo propio con Martha Zavaleta.

Pero sobre todo lo logra con los héroes de la Patria. Muestra lados que en ninguna escuela, o ninguna teoría histórica, quedan tan claros. Tal vez sean licencias del autor, tal vez no. Lo cierto es que siempre parecería que Sabido estuvo ahí, metido en sus alcobas, sus oficinas. En el caso de Hidalgo, aún me sorprende su teoría acerca de la negativa del héroe de avanzar desde el Cerro de las Campanas hacia la Ciudad de México. Pero me parece muy lógica: no tuvo el permiso de los jerarcas indígenas. Ahora, en Soldadera, Emiliano Zapata se vuelve “Milo”, definido por la soldadera de esta manera: “qué ojos tenía ese hijo de la chingada”.

Surge una cierta simpatía. Por Zapata, sí. Una sensación de que no tenía mayores opciones que tratar de terminar la labor emprendida por Miguel Hidalgo contra las Leyes de Indias del siglo XVII, que -de acuerdo a Sabido- crearon dos países dentro de uno, el de los indígenas y el de la “gente de razón”. Los resabios de esa legislación siguen vigentes en usos y costumbres hasta hoy, y unen históricamente a los personajes de la Independencia y la Revolución.

¿Será posible que Sabido le haya pegado al común denominador que engloba, con 100 años de distancia, nuestras dos guerras internas más importantes? ¿Todo lo que aprendí en la escuela hasta hoy lo necesitaba para explicarme que el problema completo radica en la fundación misma de México?

Puede ser. Tan es así, que saliendo del teatro me fui a echarle un ojo a las Leyes de Indias. Son horrendas, pero explican mucho, incluso la necesidad de que hayan surgido para poner orden en una República infundada. Tal vez, sin estas leyes, tampoco habría país. Así que sí: la soldadera, Hidalgo, Zapata, deben ser vistos “a lo Sabido”: como resultantes de un sistema, no tanto como motores totémicos de una historia que se mueve sola y que como gran marea, arrastra consigo cada gota de agua. Una de ellas es la soldadera, que al contarnos su vida, lleva nuestras mentes por las calles, los trenes, los campos de batalla, las haciendas incendiadas... Nos explica la barbarie sobre la que está sustentada nuestra “hermosa” Nación.

Sabido no complace ni se autocomplace. No hace diferencias reales entre Díaz, Madero, Huerta, Obregón o Calles. No pone las cosas en contextos moralistas que nublan hasta la visión más empecinada en encontrar la verdad. Mejor convierte a Hidalgo en un subordinado de la ley de los indígenas y a Zapata en un hijo de la chingada de bonitos ojos. Pero con un corazón que le late. Con razones fundadas. Y en medio de esa visión, parece que por fin alguien explica qué tienen que ver esas personas con nosotros, con el hecho de leer el periódico, pagar impuestos, o salir a trabajar, en este 2011.

De Martha Zavaleta, sólo puedo agradecerle que sea ese tamaño de actriz, y que me haya llevado a viajar por tantos estados de ánimo sin que me diera cuenta. Cuando recobré conciencia, eso sí, algo había cambiado en mi. Había viajado a bordo de un tren. Uno que, por fin, hace sentido.

Por cierto, sólo va a haber ocho funciones. Quedan seis. Las celebro. Hubiera sido mucho peor que nunca hubiesen ocurrido. No se la pierdan.

Soldadera, Monólogo de Martha Zavaleta.
Autor y Dirección : Miguel Sabido.
Foro del dinosaurio Juan José Gurrola.

Viernes 19 y 26 de agosto, 20:00 hrs.

Sábados 20 y 27 de agosto, 19:00 hrs.

Domingos 21 y 28 de agosto, 18:00 hrs.

Localidad general $100.00
Estudiantes con credencial vigente, maestros, UNAM e INAPAM, $80.00.
http://www.chopo.unam.mx/teatro.html

Colofón para el mundo que empieza. Vayan preparando el puente aéreo. Como miles de mexicanos, estoy pensando ir a la final del Mundial Sub-20 en Bogotá. Y ahora que me entero que esa ciudad está a cuatro horas y media de esta ciudad, menos que ir a Nueva York, pienso: ¿y si aprovechamos que el dólar está a punto de irse a la basura, le ponemos impuesto a todas las drogas naturales igual que los holandeses y abrimos un mercado común con América Latina? Podríamos comenzar con América Central hasta Colombia, a ver qué pasa. Eso sí, Venezuela no entra hasta que no se largue el cerdo canceroso que los gobierna. ¿Sería imposible? Hombre, lo mismo decían de dos equipos mexicanos entre los cuatro mejores de dos mundiales en el mismo verano... Cosa de permitir.

Columna publicada originalmente en http://www.callemexico.com

Twitter: @KermitFranco

Email: rfranco@callemexico.com

1 comentario:

  1. Y que hariamos despues con los gringos que vendriàn de mojados para comprar drogas? Construir un muro? Creo que este es otra senal de que el mundo si se va a acabar en el 2012. Lastima, por que asi como iban los seleccionados, igual y ganaban en Brasil, no?

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