lunes, 11 de octubre de 2010

Biutiful: renace mi fe en el cine

Primero los calificativos. Hermosa, profunda, brillante, emotiva. El triunfo de una generación que sólo por haber llegado a este nivel de entrega justifica toda su existencia. Obra maestra.

¿Suficiente? Porque la tentación es la de seguir y no describir nada más de Biutiful, la película con la que Alejandro González-Iñárritu nos ha callado la boca a todos aquellos que pensábamos que lo suyo era sólo la imagen y que las historias le eran un pretexto desde que de alguna manera fue encumbrado en Hollywood. Babel parecía darnos la razón a los pesimistas y críticos de todo. Pero Biutiful está ahí para que nos pongamos al servicio, meramente, de su difusión.

Dijo González-Iñárritu cuando presentó Amores Perros que él no hacía películas para que las vieran solamente sus amigos; que su intención siempre fue llegar al mayor número posible de personas. Asunto cumplido. Pero en el caso de Biutiful, tal vez lo mejor que podamos hacer las personas de medios es cooperar con la causa, y ya. No intentar reseñar y mucho menos criticar. No revelar nada de lo que la gente verá.

Eso intento con esta no-reseña. Los periodistas, ya lo dijo José Ramón Fernández, tenemos una sola moneda de cambio: la credibilidad. Pero los que además hacemos crítica de cine tenemos la subjetividad. La gente elige a sus reseñistas. A veces van a ver la película que alabamos y a veces la que criticamos. A final de cuentas, las películas las fabrican los espectadores en sus cabezas. A través de la empatía o el odio hacia el reseñista, la gente simplemente (a veces) elige.

En este caso, si en algo les he sido creíble a ustedes, mis queridos lectores, sólo les digo: vayan a ver Biutiful. Y ya sea que salgan de la sala con una sensación de angustia o de llanto, o una gran alegría, no saldrán defraudados.

Biutiful es un puesto de observación. El cineasta se sitúa en el centro de Uxbal (Bardem), un hombre común que está a punto de vivir lo más importante de su historia personal. Desde ahí, se asoma no sólo al mundo entero, sino al drama mismo de la existencia. Así de fuerte. Tal vez por eso, ahora sí logra incluir todas sus obsesiones - la globalización, la sincronicidad, las historias entrelazadas, el caos, el cosmos, las causas y los efectos, el instante después de la muerte- sin que éstas sean las premisas. Ahora el cineasta está en lo correcto: Uxbal es el punto desde el cual observamos esas cosas, no al revés. Ya no es el adoctrinante González-Iñárritu. Ahora es el cineasta.

Si a eso le sumamos la maestría de Bardem y su rendición de este personaje extremo, el extraordinario casting, la lucidez (sí, lucidez) de la cámara del director, y el compromiso absoluto con la creación que emana de esta película, el resultado es alucinante, hermoso, brillante.

Pero… Ah, caray. Ya la estoy reseñando. No. Hasta ahí. Vayan a verla. Punto. Sólo una aclaración: la generación a la que me refiero es la de Martín Hernández en el diseño de sonido, Lynn Fainchtein en la investigación musical, Brigitte Broch en el diseño de producción, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón como productores asociados, el fotógrafo Rodrigo Prieto...


El camino de regreso a los óscares


El 22 de octubre se estrena Biutiful en México, y ya ha sido enviada por la Academia Mexicana para tratar de ser nominada al Oscar a Mejor Película en Lengua Extranjera. Además, en diciembre se estrena comercialmente en Estados Unidos, justo a tiempo para ser nominada a los otros Óscares. González-Iñárritu le ve posibilidades de ser nominada. Yo le veo muchísimas. Bardem tiene ya la Palma de Oro para Mejor Actor en Cannes y no dudo que esté sentado una vez más entre los contendientes en el teatro Kodak. La película lo merece, por mucho. Y trae detrás la fuerza que por derecho propio ha construido su autor.

Más allá de los nacionalismos, la película es enorme. No puedo evitar, sin embargo, sentir orgullo de compatriota por González-Iñárritu. El amor filial es así: cuando criticas, criticas en hipérbole. Cuando adoras, te enamoras. Esto que estoy diciendo no es objetivo, pero… ¿qué lo es? Lo bello no es objetivo, está en el ojo de quien lo mira. Biutiful para mi es precisamente eso. Todo lo demás está en manos de ustedes.


Colofón para el mundo que empieza. Parte 1. Que Tiziano Ferro es gay. Ah. A ver cuándo se salen del clóset todos los jotengues disfrazados de albureros que se la han pasado haciendo chistes de bigotes, fierros y demás obsesiones con el pene, que por lo visto les encanta. Por otra parte, Tiziano es gay. ¿Y? Como que a nadie le importó. No pensé que a la gente le dejaran de importar tan rápido estas “noticias”. A la otra estos neohéroes de la homosexualidad nos van a deleitar con algún escandalito de basurero en el que le pusieron el cuerno a sus parejas con unas muchachas. ¿Lo dudan? Yo no.


Colofón para el mundo que empieza. Parte 2. Aguas… Esta cosa llamada Festival Olímpico Bicentenario tuvo toda la marca de fábrica de una celebración porfirista. Así estaban en 1910. Lean otra vez México Bárbaro y acuérdense: Reforma también fue hace 100 años el escenario de estas payasadas, impunidades y exageraciones del gobierno imperial de entonces. Después les reventó todo. ¿A qué juegan, mis queridos empleados (nosotros pagamos sus sueldos) de los gobiernos de este país? ¿Ya enloquecieron? ¿Otra vez?


Columna publicada originalmente en http://www.callemexico.com

Twitter: @KermitFranco

Email: rfranco54@callemexico.com



4 comentarios:

  1. Muy interesante tus comentarios Kermit, a mi en lo personal no me gusto mucho Babel, pero esta película promete demasiado y ahora que la recomiendas, solamente falta oir que opina el Serch, aun asi la iremos a ver.

    No dudo que tu historia personal te haya dado esa empatia con la historia (asi eres kermit, asi somos todos) pero eso me gusta, eso hace a las películas humanas y a los reseñistas interesantes!

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  2. blog de videojuegos, cine, cómics, deporte y mucho más.
    Saludos.

    http://zonaboom.blogspot.com/

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  3. Ya vi la basura esta que recomiendas, Franco, respeto tanto tus reseñas, que haré de cuenta que esta no existió nunca.

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  4. A nadie le gustó la cochina película, René.

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