lunes, 17 de enero de 2011

El Bicentenorio Cómico: (casi) todo vale

Entra Caperucita Roja y pregunta por El cazador. El Pípila le contesta: "no, aquí no viene el Padre Maciel". José María Morelos y Guajolotón (porque Pavón es para los gringos) entra gordo, vestido de morado, con la música de Barney. Don Luis Miguel Hidalgo ha salido mientras tanto a buscar un lugar para ensuciar la porcelana...

Es El Bicentenorio Cómico. Uno en el que El Peje y Juanito se insinúan uno al otro; en el que Quique Peña Nieto es una caricatura al estilo de Pancho Pantera y el Jefe Diego sale con un costal en la cabeza "porque ya se acostumbró".

El Tenorio de los Mascabrothers, durante el sexenio de Vicente Fox, competía con las parodias por televisión. Competía además con una gran apertura en radio y prensa escrita. Todos nos burlábamos del presidente; y de ahí, como en racimos, de todo político posible. Era un tiro al blanco. Pero ahora, en el sexenio del mucho menos permisivo Felipe Calderón, resulta ser una de esas pocas oportunidades para ver una comedia popular así de abierta y, por lo tanto, así de divertida.

¿Se dieron cuenta o no? Este sexenio fue (porque igual que el mundo, el sexenio ya se acabó) el del regreso a la vieja costumbre política de pegarle a todos, menos al presidente (y de ahí varios políticos han aprovechado para poner sus propios límites). Supongo que Felipe Calderón sabía que un comandante en jefe de las fuerzas armadas no puede permitir una merma a su imagen en tiempos de guerra, y sabía que la guerra estaba por comenzar.

Ahora, en este limbo en el que no sabemos que será de "la guerra contra el narco" cuando termine el sexenio, sí sabemos que esta política ha sido reinstaurada para beneficio del sucesor en la silla, y oprobio de un pueblo que necesita más y no menos válvulas de escape.

El fin de la tregua incómoda

Después de la polarización del país provocada por el abuso de poder de López-Obrador y sus secuaces en el 2006, México decidió mejor suprimir la comedia. Salieron del aire las parodias por televisión y las burlas a los políticos se refugiaron en los pocos centros nocturnos y teatros de revista.

De hecho, las críticas para el presidente han desaparecido también de este circuito. Hay que decirlo: ni en el Bicentenorio se la avientan contra el presidente. Sin embargo, desde su reestreno en el Teatro Blanquita, la obra ha sido un ventarrón de aire fresco que logra, noche a noche y lleno a lleno, demostrar que en la imaginación popular hay muchas reservas de emociones que los políticos de este país deberían saber leer mejor que nunca.

En el Bicentenorio está la verdad. Porque la risa es así: si no hay honestidad en los textos; si la caricatura de nuestra realidad está mal hecha, o no es valiente, la gente abandona. Basta escuchar a los actores hablar de su reciente experiencia de gira por Ciudad Juárez y el norte del país para darse cuenta que en estos tiempos de guerra, la existencia de este tipo de comedia es absolutamente necesaria.

Y quién sabe; sigo creyendo que la política de impedir chistes es contraproducente a la presidencia y no al revés. Habrá que ver si algún día regresa, como con Fox, algún mandatario con la suficiente seguridad para gobernar y aguantar las críticas de sus gobernados. Mientras, el Bicentenorio Cómico (de viernes a domingo en el Teatro Aldama y de gira entre semana en todo el país) es la opción más sólida y cercana de la necesaria meta de un teatro realmente democrático.

Los Globos de Oro: se desinfla Biutiful

Como si los hubiera escuchado huyendo, cambiándole a la tele rápido. Así me imaginé a los mexicanos cuando Biutiful, de Alejandro González-Iñárritu no se llevó, ayer, el Globo de Oro. Mejor irse a ver el futbol que esperar a ver si El discurso del rey, que aún no se estrena aquí, le gana el premio a La Red Social.

Como sea, se desinfla la posibilidad de la nominación al Óscar, tanto para la película como para Javier Bardem. Aunque no hay que descorazonarse; la última palabra no estará escrita hasta que esos ancianitos de la Academia Gringa no lo escupan públicamente empezando febrero. hagan changuitos.

Colofón para el mundo que empieza. La Red Social no es tan buena película. Ni Facebook es infalible. A ver si no es nada más uno de esos fenómenos a la gringa que se van con el viento en cuanto termine su multimillonario ciclo. Les aseguro que ha pasado antes. Y volverá a pasar.

Columna publicada originalmente en http://www.callemexico.com

Twitter: @KermitFranco

Email: rfranco@callemexico.com

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